Sebastián Puig | El 23 de febrero de 2020 empecé a escribir en mi blog personal sobre el coronavirus, explicando la que se nos venía encima tanto en los mercados como en la economía real a nivel mundial.

La globalización, apuntaba entonces, facilita la circulación de bienes, servicios, personas, capitales, conocimiento… y también de enfermedades y miedos. En ese momento, resultaba todavía demasiado prematuro aventurar nada, pero parecía claro que estábamos ante un cóctel muy peligroso que podría conducirnos a una nueva crisis global de consecuencias imprevisibles, como así desgraciadamente ha ocurrido.

Mi siguiente post en el blog, del 7 de marzo, describía las que para mí eran las tres epidemias que traía consigo el COVID-19: el virus, la desconfianza y el parón económico, con las tres realimentándose en su potencial dañino. Advertía ya entonces que la falta de confianza en la respuesta de los gobiernos e instituciones internacionales a esta pandemia podría conducir a que el parón económico se consolidara y acabara produciendo un daño muy considerable a los ciudadanos. Es precisamente en ese punto temporal en el que me sumé al excelente equipo del Blog Salmón para seguir analizando la coyuntura económica causada por la pandemia, a razón de un artículo por mes. Ahora que finaliza este aciago 2020, es un buen momento para recapitular brevemente lo escrito y hacer un punto de situación que nos ayude a comprender lo que está todavía por venir.

Recapitulando

Empecé mi andadura en el Blog Salmón reflexionando sobre una posible China post-coronavirus. El gigante asiático, pese al golpe sufrido, se estaba recuperando con rapidez mientras el resto del mundo entraba en crisis; ello nos obligaba a analizar cuál sería su papel en un proceso desglobalizador que obligará a todos los estados e instituciones internacionales a reexaminar sus cimientos económicos y su relación con China. En el artículo siguiente abundábamos en la creciente desconexión entre la recuperación china y el parón de los países occidentales, con implicaciones geoeconómicas y sociales muy importantes, y cómo éstos trataban de sincronizar la curva sanitaria con la económica, «el imperativo de nuestro tiempo», algo que ya sabemos no se ha logrado resolver satisfactoriamente.

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Artículo publicado en elblogsalmon.com 

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