Con todos y para todos

En fechas aún recientes hemos asistido a una explosión de júbilo colectiva, en un período de desertización humana que cunde en las grandes ciudades y urbes de mediano grado.

El motivo no fue otro que la presencia de un hombre bueno, sin hipotecas políticas o económicas; inspirado sólo en deseos de unidad (no uniformidad), voluntad común y conducta solidaria. Y digo “hombre bueno” porque no quisiera alistar por fuerza desde nuestra asumida confesionalidad a quienes de buena fe sienten y practican todo aquello que sus creencias les demandan en benefi cio de la comunidad en la que están integrados. La nominación pasa a nivel secundario, porque es la esencia y el efecto que ella produce, lo que realmente invade el ánimo de quien os ofrece estas líneas.

No aludo, por tanto, a credos cerrados y excluyentes sino a convencimientos y voluntades de solidaridad, respeto y sobre todo compromiso en la búsqueda y encuentro de verdades útiles y efi cientes, no simplemente dogmáticas.

Esas estampas de fechas recientes, nutridas de razas, edades y planos sociales de muy distinto signo, nos dan por encima de la imagen la ruta adecuada para resolver y sobreponernos a unos tiempos de crisis radical en los valores y por ende de efectos dolorosos para la gran mayoría de vivientes.

Ello me hace pensar que, si desde nuestra célula próxima de convivencia lográsemos asumir y practicar los benefi cios de esta experiencia, sin duda aceleraríamos el camino de una deseada recuperación; pero no únicamente desde la inyección fría de unos créditos a largo, merecidos por un índice consensuado, sino desde la voluntad común de todos para todos, en un ejercicio que, cuanto más generoso más luce al que lo practica.

Se trata de estimular no de consolar.

Las fórmulas arcanas de prosperar sobre los hombros del semejante pierden toda credibilidad —y desde luego legitimidad— en un mundo necesitado de ejemplo en la efi ciencia y utilidad también común, porque la individual o gremial debe pasar indefectiblemente a servidumbre de la primera.

Y si hablamos de creencias, de verdades útiles, de voluntad, de efi ciencia, no puedo por menos que evocar recuerdos de nuestra Universidad. Como sabéis, están a punto de concluir los actos de celebración del 50º Aniversario de ICADE y, en esta edición de nuestra revista, hemos querido destacarlo porque ha sido el aniversario de cada una de las promociones que hemos pasado por ICADE, cincuenta promociones que han dejado su huella dentro y fuera de las aulas, aulas que han dejado huella en cincuenta promociones.

Rafael Carcedo de Pero-Sanz

Delegado de la Junta de Gobierno

Revista Icade Asociación – Nº 10 – Octubre 2011